No creas.
No creas que mi palabra es el evangelio, pues nunca, nunca fui maestra en el amor.
Pero qué suerte que en el mundo de los ciegos, el tacto y el instinto sean pasión.
Pero que mala suerte que en el mundo de los necios, se confundan la codicia y el rencor.
me encanta tu blog, te sigo.
ResponderEliminarMuchas gracias por pasarte por http://cocacolaenlasvenas.blogspot.com/
Un besito
gracias guapa, enserio :D
ResponderEliminar